viernes, 30 de octubre de 2009

Lineas de un combatiente



Alguna vez me lo preguntaron: ¿Por qué sigues con esto? ¿Por qué te pones en peligro? No he podido dar una respuesta satisfactoria a estas cuestiones hasta la fecha. La razón es que me resulta muy complicado explicarlo. Tal vez, otro como yo podría llegar a explicarlo; aunque… creo que, le sería igual de complejo.

Explicar como se siente pelear en un duelo. Y hacerlo desde el punto mismo en el que se acepta el desafío. Desde ese instante, las emociones desfilan por la mente. Y no se detienen, sino hasta que el combate termina. Miedo, incertidumbre, curiosidad, coraje, tenacidad, orgullo. Todas esas cosas entran a jugar en la mente. Y así te llevan a entrenar sin parar. A dormir solo seis o cinco horas la día. A pasar noches sin poder dormir, pensando en como vencer. A apretar las manos aún cuando uno no lo desea. A incluso durmiendo, sobresaltarte como si estuvieras recibiendo un golpe.

Solo sigues adelante contando los días que faltan. Y conforme la fecha se acerca… los nervios crecen. Aunque vas al trabajo y las manos te tiemblan como si tuvieras parkinson. No dices nada y lo ocultas con éxito. Aunque tiembles completo por haber estado entrenando. ¿Qué importa eso?

Si cuando el tiempo se cumpla podrás luchar hasta que tu corazón diga basta. Y, por ello es que nada mas importa. Dejas de lado incluso tus sentimientos, tu familia, tus amigos. Todo en pos de un combate que podría llevarte al sepulcro. Sin embargo, en ese momento. En esos instantes te sientes más vivo que nunca en tu vida. No sientes el dolor, tu cuerpo esta encendido como nunca. Te sientes liviano, poderoso e indestructible.

Sin embargo, el daño que recibes es muy palpable. Incluso el dolor que te aguijonea es real. Pero, no puedes detenerte. Tienes que seguir peleando combatiendo por sobrevivir. Es irónico, pero en esos momentos. Ahí te acuerdas de todos aquellos a los que dejaste atrás. El miedo a no ser capaz de regresar, los trae a colación. Como si se tratara de una despedida. Por eso es que aprietas los dientes con fuerza y resistes. Esa es la explicación al acto de sacar fuerzas de flaqueza. Y todo ello te permite continuar batallando.

Incluso aunque vayas al suelo mil veces, te levantaras, apretaras los dientes y volverás a la carga. Aun si quedaras desarmado, enfocaras las energías que te queden para permanecer vivo. Si te quebraran o dislocaran. Soportaras el dolor y continuaras o huirás como puedas… con el dolor taladrándote el cuerpo.

Aunque… a veces el resultado no es el que esperas. Es entonces que regresas, pero como una sombra de lo que fuiste. Como un mero sobreviviente, un perro sarnoso al que le perdonaron la vida. Otras veces eres el vencedor y puedes volver en una pieza. Aunque, también eres consciente de que solo eres un sobreviviente. Solo que tuviste mejor suerte que tu oponente. Tal vez, así podría explicarse un poco, el porque a todo esto. Aunque, realmente no se si haga justicia. Realmente la mejor forma es experimentándolo en carne propia. El combate es un filtro muy rudo, muchos abandonan para nunca volver. Sin embargo, otros permanecen. Aunque, muy pocos se atrevan.

1 comentario:

  1. AMIGO SOY EL TIGRON AQUI TE DEJO MO COMENTARIO ANONIMO PORQ NOSE COMO PONER UN NICK PERO BUENO TIENES RAZON NO CREO TAN POKO QUE SEA POSIBLE SINTETIZAR LO QUE SE CIENTE EN UNA BATALLA LA SANGRE EL SUDOR LA EUFORIA LA NESECIDAD DE SEGUIR VIVO MATAR HO MORIR ES LA LEY EN UN COMBATE SALIR MUERTO HO LLENO DE SANGRE TAN BN ESAS COSAS SOLO SE PUEDEN SABER VIVIENDOLAS AJAJAJJAJJAJ QUE VIVA LA SANGREEEE!!!!!

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