viernes, 29 de mayo de 2009

Capitulo 4: Misión


La misión se encomendó, cumplirla será fácil
Lo peor serán las consecuencias, que siempre llegan luego de la acción
Mientras tanto, ellos festejan...
Cuando el muchacho llegó a su casa, eran cerca de las once. Afortunadamente ya había hecho las compras en el camino. Así que ni bien llegó, dejó las bolsas sobre la mesa y guardó el estuche de la guitarra en su habitación. Luego comenzó a cocinar para la remolona de su hermana.
Mientras cortaba los morrones para acompañar el arroz frito. Los golpes del acero contra la madera comenzaron a hacerlo recordar... un golpe de la cuchilla... se vio destajando esa puerta como un pan de manteca. Sintió esa sonrisa que se apoderó de su rostro durante esos instantes...
Segundo golpe de la cuchilla... se movía hacía delante, ignorando a esos gorilas caribeños con armas de fuego. Primero se movió atrás mientras su espada describía un circulo y luego con otros nueve cortes hacía volar los pedazos de esos pobres tipos...
Tercer golpe de la cuchilla... todos caían al suelo ya muertos, su sonrisa no se borraba de la cara. Luego silencio... sus ojos comenzaron a derramar lagrimas al comprender lo que pasó. La hoja quedó a medio camino de su labor. El joven se desconocía a sí mismo, pero lo que mas miedo le daba era que había disfrutado esa sensación de poder.
El sonido de su celular lo sacó de ese pozo, volviéndolo a la realidad. Miró la pantallita y vio un mensaje de su hermana: Salí de la escuela, voy a casa. Retomó su actividad para terminar con el platillo.
Cuando su hermana llegó, ya tenía todo listo. A los pocos minutos, vino la casera del edificio con un paquete para Leonardo. Esto extrañó mucho al joven, pero al ver su aspecto supo de que se trataba. Subió con el objeto a su recamara y ahí lo abrió con cuidado, el contenido se componía de dos sendos fajos de billetes y otro VHS.
Escondió el recado bajo su cama y miró nuevamente el estuche de la guitarra, tenía ganas de tirarlo lejos de no volver a verlo más. Pero no lo hizo, simplemente bajó a almorzar con su hermana y sus amigas.
Sin embargo lo preocupaba el hecho del paquete, eso quería decir que ya sabían sobre su locación. Lo intranquilizaba esto, podían venir por él en cualquier momento y su familia podía correr riesgo.
Las chicas comenzaron a dar vueltas antes de irse. Lucrecia lo miraba sin entender su comportamiento... tendría que haberse sometido a ella sin condiciones y nada de eso había ocurrido. Al contrario, ahora parecía mas confiado de si mismo.
Él le sonrió, mientras se iba a su habitación. Leonardo suspiro y sacó el cassette. Luego lo puso en el reproductor de video y nuevamente apareció la misma oficina de la vez anterior... mismo sujeto, pero nueva misión:
Bien hecho cazador, haz sorprendido y eliminado a tu blanco rápidamente. Tu nuevo blanco es Samuel Ubaldini, es un político corrupto que ya ha estado demasiado tiempo en el poder; su tiempo debe acabar.... Hoy a las 22:00 hrs. En la plaza central te esperara un contacto en el banco del centro, el nombre clave es Serafín.
Leonardo apagó el televisor y sacó el cassette, había una nueva misión... no habría problema en salir a la noche. Sin embargo lo inquietaba este nuevo reto. Iría, al menos podía tener algo de emoción...
Cuando salió de su habitación, encontró la casa desierta... demasiado silencio eso le daba mala espina. Sentía que alguien lo observaba con malas intenciones, era raro sentir algo así. Se encontró con Lucrecia en la sala de estar, la chica se levantó del sofá y lo espero.
Él se paro frente a ella y le preguntó:
- ¿Qué haces aquí? Mi hermana ya se fue.
- Quiero saber... ¿Qué te paso después de lo que hice contigo esa noche?- Preguntó ella.
- Lloré hasta quedarme dormido ahí donde tu me dejaste. Pero a la mañana, cuando me levante me dí cuenta de que no había sido tan malo. Eso me animó a continuar- Respondió él.
- Eso quiere decir que no significo nada para ti- Concluyó ella.

- No, no es eso. Fuiste la primera, pero fui obligado... aún te aprecio, pero no puedo ser nada tuyo- Dijo él con resolución.
- Esta bien, no tengo resentimientos; siempre seré tu primera chica- Dijo ella mientras sonreía.
- Bien, tengo cosas que hacer. ¿Sales?- Pidió él.
- Ok- Le dijo ella llegando a la puerta.
Ambos salieron de la casa, luego tomaron caminos separados. Leonardo fue a la biblioteca para devolver unos libros. Cuando los pudo devolver y miró la hora, eran 21:00 hrs. Salió de allí con su estuche y comenzó a caminar hacia la plaza central, a la espera de su nueva aventura...
En la plaza central a la hora acordada, llegó trayendo su estuche y se sentó en el banco designado. Un hombre de duras facciones apareció frente a él y le preguntó:
- ¿Tu eres el Serafín?

- No, yo busco al Serafín- Respondió él.
- Entonces, lo has encontrado. Sígueme- Dijo el hombre.
Comenzaron a caminar hasta un barrio privado, el hombretón se detuvo un poco antes y le informó:
Nuestro blanco vive en este country, tenemos una cerca y a los guardias. Por los datos que tengo, se encuentra en la tercer casa con su familia. Solo él debe caer. Tengo estas identificaciones para pasar, hagámoslo. A propósito, toma; utilizaremos estas mascaras faciales. Se adaptan al contorno del rostro con facilidad, brindando otra apariencia.
- Bien, que así sea- Dijo el muchacho mientras tiraba por las rejas su arma y se ponía el artilugio.
Ambos entraron al country con el consentimiento del guardia, luego comenzaron a moverse. Leonardo tomó su arma de donde la había tirado y acompaño al sujeto que rió al verlo con semejante cosa. Llegaron a la casa indicada y golpearon la puerta, el hombre habló:
- ¿Esta el señor Ubaldini?
- Si, ¿quien le busca?- Preguntó una voz muy femenina.
- Unos amigos- Respondió el sujeto.
- Que bueno que hayan venido unos amigos de papá- Exclamó la joven entusiasmada mientras abría la puerta.
Una chica de unos diecisiete años los recibió con una sonrisa cautivante, su figura torneada y esbelta era una delicia a los ojos. Los cabellos rubios y sus ojos celestes completaban el cuadro.
El dueño de la casa salió a recibirlos al tiempo que su hija se iba adentro. Le sorprendió por un momento ya que no los recordaba... no tuvo tiempo para decir nada. Un corte lo partió en dos liberando sangre y masa encefálica, mientras ellos echaban a correr. Saltaron la reja y se perdieron entre la hierba del lugar, el blanco cayó.
Los cazadores corrían amparados por la oscura noche, de lejos pudieron oír los gritos de horror que provenían de la casa. Seguramente ya vieron el cadáver de ese corrupto funcionario. El grandote le habló al muchacho:
- El tiempo para hacerlo fue realmente genial, no le diste chance a absolutamente nada realmente eres sorprendente muchacho- Dijo el cazador.
- Gracias, solo hago lo que me piden- Dijo el joven aún sonriendo.
- Tienes talento chico. Nadie maneja un arma así tan rápido- Reconoció el tipo.
- Gracias por el cumplido- Dijo él.
- Ven vamos a festejar- Dijo el sujeto.
Leonardo siguió al hombre hasta un bar oscuro. Luego de tomar varias cervezas vio como el tipo se acercaba a una joven que rodearía la veintena de años y comenzaba a hablarle. La joven sonreía mientras lo miraba a él. Carlos, el cazador con un ademán llamó al joven que se acerco y luego para su sorpresa lo oyó decirle:
- Bien, todo arreglado. Ella acepta que se lo hagamos y por ser tan bien parecido no nos cobrará nada. Vamos, es nuestro festejo amigo- Dijo el sujeto.
- No tengo problemas- Dijo el muchacho, algo apenado.
Salieron del lugar hasta un sucio y oscuro callejón, ahí la joven se quitó las bragas con rapidez y espero por ambos... Carlos se le acerco de inmediato, mientras le arrancaba la ropa con rudeza y comenzaba a besarle y lamerle los pechos. La joven mientras gemía iba desabrochándole el cierre del pantalón y comenzaba a pajearlo con su mano. El cazador tenía un falo enorme y cuando la chica lo sintió entre sus manos no pudo evitar decirle:
- ¿Me vas a meter eso?, es muy grande.
- ¿Tienes miedo?- Inquirió él con un gesto burlón.
- Pues si, es muy grande- Dijo ella.
- Vamos amigo, ven a darle a esta mujer; no te lo pierdas- Dijo el sujeto mientras comenzaba a frotar su miembro contra las nalgas de ella.
El muchacho se acercó y dejó al descubierto su pene, la chica al ver ese mango cabezón no pudo evitar probarlo con sus labios. Él gimió y ella gritó ya que en el descuido Carlos aprovechó a introducirle sin ningún tipo de miramientos su terrible miembro.
El hombre atenazó sus manos a las caderas de la chica mientras comenzaba a bombearla con violencia. Los gritos de la chica se oían por todo el lugar, el hombre miró a su compañero y le dijo:
- Metele tu polla, así se calla esta estúpida.
Leonardo obedeció y le metió aún mas adentro su polla mientras comenzaba a follarla por la boca. Podía ver como las lagrimas comenzaba a caer del rostro de la chica que comenzaba a sentirse ultrajada, utilizada como un muñeco sin voluntad.
Al cabo de un rato los labios de ella mamaban a las mil maravillas, parece que se había adaptado a las dimensiones de la polla de su compañero. Leonardo no pudo soportar más y se corrió dentro de la boca de ella en las convulsiones de su orgasmo.
Aún así, su compañero seguía bombeando a la chica. Cuando dejó a la joven, esta apoyó sus manos contra la pared mientras él seguía perforándola. El culo de ella sangraba, Carlos la había desgarrado y no le importaba. Solo quería correrse y cuando lo sintió la tomó fuerte y la levantó mientras se corria dentro de su ano. Los chorros de semen salieron disparados dentro de la joven que gritó mientras sus jugos vaginales salían hacia fuera.
El joven se acerco a su amigo y le dijo:
- Creo que te pasaste.
- Para nada, yo no tengo la culpa de tenerlo tan grande. Salí así y casi nunca tengo oportunidad de tener sexo y una vez que puedo no lo voy a desaprovechar- Dijo él mientras miraba al muchacho.
Luego tomó a la joven de una mano y sin ceremonias la volvió a ensartar pero esta vez por adelante. El chico se situó detrás de ella y la penetró por el culo, la chica ya estaba desvanecida. Solo la oía reír insanamente pero muy débilmente, mientras era poseída una vez mas.
Cuando ambos se corrieron de nuevo dentro de ella. Llenándola de cálido esperma Carlos la soltó, desganado. Leonardo la sostuvo, mientras la sentaba en el suelo maloliente y movido por la compasión le dejaba dinero en el bolsillo de su saco mientras la cubría con el.
Carlos miraba la escena en silencio, no dijo nada porque notó que el puño del muchacho estaba cerrado. De haber dicho algo, el joven habría reaccionado. Cuando el muchacho termino, caminaron algunas cuadras juntos... el hombretón se sentía incomodo ante el silencio de su acompañante. No podía seguir aguantándolo y entonces le preguntó:
- ¿Y bien? ¿Te gusto el festejo?
El joven lo miró, en esa mirada había odio y desprecio. No fue necesario nada más, el hombre supo perfectamente el sentir del muchacho. Se separaron saludándose y cada uno desapareció en la bruma matinal.
Cuando el joven abrió la puerta de su casa, se encontró con su madre sentada en la mesa del living... había mucho que explicar. Pero ¿podría comprender?, el joven prefirió mentirle antes de decirle una verdad que la lastimaría.

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